Antes de todo, antes del cáncer, siempre me percibía a mí misma como cuerpo y mente. Creed si os digo que los cuidaba a los dos por igual. Los mimaba, los ponía a trabajar, a desarrollarse… Cierto es que no vigilaba demasiado su felicidad, pero sí su fortaleza y su salud. Qué ilusa. Durante estos largos meses, he aprendido lo esencial que es el elemento de la felicidad.
Todos aquellos que me acompañais en este proceso me habéis enseñado que no estoy compuesta por dos partes, sino por tres. Había olvidado, ni siquiera recuerdo la última vez que la sentí, la importancia de mi alma. De aquello que soy por esencia, aquello que une cuerpo y mente, aquello que me hace ser única; que nos distingue a los unos de los otros dándonos una forma especial e individual.
Durante la quimioterapia ha sido mi alma finalmente la que me ha rescatado. Pues ni mi cuerpo ni mi mente estaban fuertes para afrontar la enfermedad. Y gracias a vuestros comentarios, que visualizaban mi espíritu y me recordaban que seguía ahí en alguna parte, he sido capaz de soportar el dolor y el miedo al lograr recuperar mi alma poco a poco.
Y, por fin, me he convertido en tres. Creo que esta conclusión es el aprendizaje que he alcanzado en esta dura prueba.
Quiero que sepáis que ya me han puesto la sesión número seis y mi quimioterapia ha concluido. Pronto sabré si estoy limpia o no.
Mi linfoma suele repetirse y durante dos años debo ponerme una medicación (más goteros) para intentar retrasar su aparición. Estoy preocupada, no os lo negaré, pero mi espíritu es más fuerte y determinado que antes y voy a buscar y trabajar su felicidad. No pienso olvidarme de ello, por vosotros y por mí. Creo que os y me lo debo por tener la posibilidad de estar viva.
En nada me cojo vacaciones de quimio y de cáncer. Al menos, un par de semanas. Pasaré de escribir en el blog para hacerlo en mis blocs. Como antes, como cuando tenía 15 años. En aquellos tiempos puedo recordar ciertos momentos de felicidad que calentaba mi alma que pienso rememorar.
A la vuelta, compartimos emociones como siempre ¡y cuentos de miedo!. Pues ya formáis parte de mi recuperación y también de mi supervivencia.
Esther.
Deja un comentario