Un círculo que debe ser un cuadrado

Hoy es mi cumpleaños. Y, aunque ya lo sabía, ha coincidido con el primer día de la fase de dolor que sufro tras las sesiones de quimio. Pese a saberlo de antemano, me ha dejado algo rota por dentro. Supongo que no ha ayudado que la última semana, antes de esta sesión, no me sentí demasiado bien y ayer desperté tras varios días de haberme marchado mentalmente Dios sabe dónde. Es un lugar al que mi cerebro viaja cuando la realidad física me supera y me quedo sin recursos mentales para combatirla.

Antes del diagnóstico, pasé más de ochenta días con fiebre alta. Ni un solo día dejé de tener fiebre. Un mínimo de quince horas al días. Había intervalos de unos veinte minutos de descanso pero nada más. Mi cerebro se transformó en una especie de calabaza asada. Era incapaz de mantener una conversación o de leer. Tenía graves lapsus de memoria y en lo único que podía centrarme era en intentar no volverme loca y sufrir una crisis nerviosa.

No podía salir de casa y pasaba las horas delirando o viendo (sin ver) todo lo que contenía Netflix a través de la tablet tumbada en la cama. Descubrí, con el paso de las semanas, que mi cerebro se desconectaba. Que se marchaba a alguna parte. Como si sufriera una especie de desmayo pero con los ojos abiertos y sin perder la consciencia. Porque era capaz de controlarme la temperatura con el termómetro, de beber, de comer, de hablar… Sin embargo, existen grandes agujeros temporales en los que no sé qué pasó a mi alrededor, qué hicieron mis hijos y mi marido, qué les hice o les dije yo…

Por lo visto, es una especie de mecanismo de defensa que he desarrollado. Ahora que ya tengo el tratamiento, he advertido que en las semanas más duras continuo haciéndolo. Sin darme cuenta de cuando sucede, entro en un círculo del que no soy capaz de salir porque no sé que estoy dentro. Solo soy consciente de ello al regresar. Lo peor de esto es que no vuelvo renovada, con energía, con ideas, motivada… No. Simplemente despierto.

Creo que voy a algún lugar inerte, inactivo y frío que existe en un rincón de mi cerebro. Y esto empieza a preocuparme. Esos días en los que me sumo en esa especie de sopor camino, hablo, me relaciono… pero no estoy presente. Después, apenas recuerdo nada.

Lo he comentado con mi hematólogo, me ha explicado que probablemente sea fruto del estrés, un mecanismo que me ha ayudado en estos largos cinco meses. Así que está en mis manos transformar ese círculo tóxico en, quizás, un cuadrado. Hoy era el día perfecto para entrar en el círculo otra vez. Pero le he hecho una promesa a mi hermana: escribir aunque fuese una línea. Y yo por ella, hago lo que sea.

Es mi cumpleaños y sí, me duelen los dedos al teclear. Pero precisamente para eso empecé a escribir esta especie de diario. Para poder seguir sintiendo que soy yo misma y dibujar un cuadrado mental lleno de luz y con una gran puerta por la que salir o entrar cuando quiera.

Me comprometí a escribir la verdad. Aquí tenéis un pedazo más.

Escribí los dos primeros párrafos de la novela (sí ya sé que es muy poco) y me sentí muy bien por arrancar. Pero mi cerebro de calabaza asada no dio más de sí y todavía no he podido terminar el relato de este mes. Quizás si hoy no me dejo arrastrar por el tornado circular consiga mañana centrarme en mi pantalla cuadrada del ordenador.

Esther Paredes Hernández

Barcelona, 12 de Mayo de 2017

Dedicado a mi Hermana, que es mi General en esta guerra y que siempre lo ha sido también en mi vida. Te quiero.

9 Replies to “Un círculo que debe ser un cuadrado”

  1. Nela dice:

    Aunque crees que la enfermedad te domina, recuerda tu valentía,estas dentro de la tormenta y aún así sigues con paso fuerte, sola y armada con tu círculo de luz

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  2. Nela dice:

    Feliz cumpleaños 🎂

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  3. Proponerte escribir, es muy importante Esther. Me alegro que lo hayas hecho!!! Feliz cumpleaños!

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  4. Imma dice:

    Sin poder dejar de emocionarme con estas palabras tengo que felicitarte por estas lineas.Simplemente fantásticas….como todo lo que haces.Ese viaje terminará pronto y cerrarás la puerta para no volver jamás. Porque los que te queremos no te vamos a dejar volver allí jamás.Animo valiente

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